No sabemos a ciencia cierta cuando comienza este arte, aunque podemos situar los primeros vestigios de tejido a dos agujas entre los años 1200 a. C. y 600 a. C. Se han encontrado mocasines tejidos a punto en tumbas romanas. En España se introdujo este arte a través de viajeros y mercaderes.
Los indios de Norteamérica inventaron las primeras agujas. Estas se pinchaban en el suelo y formaban parte de una especie de bastidor con forma de rectángulo o redondo con clavijas. En los bastidores era enrollado el hilo y realizaban los puntos con una especie de gancho.
Como la costura, al principio, fue cosa exclusivamente de hombres, que establecieron su propio gremio, el de los calceteros, al que se accedía tras 6 años de estudio y superar varias pruebas, tales como el tejido de unas medias o un tapiz de distintos colores. El primer gremio de calceteros se fundó en París alrededor de 1520. Las mujeres quedaban relegadas al hilado y solamente podían tejer en caso de fallecimiento de su marido, para tomar las riendas del negocio.
En 1589, William Lee creó la primera tricotosa, toda una revolución que casi acaba con los gremios y las escuelas. El punto quedó relegado al hogar y a los pueblos pequeños, que no tenían medios económicos.
En el siglo XIX comienza a elaborarse tejidos más finos, introduciéndose los calados para elaborar elegantes chales, mitones, gorros, bolsos... Emergieron revistas femeninas con diseños y patrones, que se divulgaban de boca en boca.
Hoy en día, la lana, junto con la seda, está considerada un artículo de lujo y está más de actualidad que nunca. Los grandes diseñadores la emplean en sus colecciones. Tejer se ha convertido en una moda de lo más "trendy", e incluso estrellas de cine se han dejado ver haciendo punto, como Meryl Streep o Sarah Jessica Parker, sin olvidarnos de las míticas imágenes tejiendo de Grace Kelly, Joan Crawford o Audrey Hepburn.
En los últimos años han emergido empresas en España que tratan de aprovechar el tirón de lo hecho a mano y, algunas de ellas, con mucho éxito como We Are Knitters, start-up española que comercializa kits para que cada uno teja sus propias prendas y que ha llegado a dar el salto a Estados Unidos; Knitting Point que también ofrece kits en su tienda online o Miss Kits, entre otros.
Aunque, a la hora de tejer, solamente necesitamos un par de agujas (para empezar), un ovillo de lana y un lugar tranquilo para desarrollar nuestra creatividad. Eso sí, si no te apetece tejer sol@, se organizan quedadas para tejer a través de las redes sociales. Si os interesa esta opción, aquí os dejo algunas alternativas para tejer en grupo en Madrid:
- El Corrillo del Ovillo: cuentan con un grupo de Facebook y se reúnen un par de veces al mes para tejer. En verano, en el Parque del Retiro y, cuando llega el mal tiempo, en el Palacio de Comunicaciones.
- Madrid Knits: se reúnen todos los viernes y primeros sábados de mes en el barrio de Tetuán, en torno a un café, en el Starbucks de la calle .
- Lana Connection: tejen en cafés, tiendas, parques, plazas... Han realizado acciones de yarn bombing (arte urbano que utiliza tejidos para sus intervenciones en espacios públicos).
- Triquipuntadas: también con grupo de Facebook, se congregan los lunes a partir de las 19:30 en la calle Méjico, 15.
- Punto Subversivo: además de tejer, hablan "de lo que como feministas nos gusta, nos inquieta, nos cabrea o nos hace felices".
Si conocéis algún otro grupo y queréis que aparezca en el listado estaré encantada de añadirlo. Me despido dejándoos una canción para sobrellevar la semana. Espero que os guste tanto como a mí. Gracias por estar ahí, lectores.
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