He decidido irrumpir en el mundo de los blogs con mis agujas y la mejor forma de hacerlo es comenzando un breve recorrido por la historia de cada uno de los principales artes relacionados con las agujas: la costura, el punto y el ganchillo. Espero que os resulte interesante.
La costura no surgió hace dos días, es un arte que tiene
mucha historia. Comenzó a utilizarse en el Paleolítico, para unir las pieles
que utilizaban como vestimenta y refugio. Con agujas de hueso e hilos hechos
con tendones de animales o finas tiras de hojas se realizaron las primeras
creaciones en el mundo de la costura.
Durante la Edad Media, la costura era una profesión que,
legalmente, sólo podían practicar los sastres, organizados en gremios. Sin
embargo, sólo aquellos cuyo poder adquisitivo se lo permitía acudían a sastres.
Las mujeres seguían ejerciendo la costura en sus casas, entendida más bien como
medio de reparación. Las prendas cuyo tejido quedaba muy desgastado se volvían
del revés para seguir siendo aprovechadas y, cuando ya se había rozado
demasiado, la tela que aún se podía utilizar se empleaba en nuevos artículos,
como edredones. En esta época, el ajuar
de las novias incluía herramientas de costura tales como agujas, alfileres y
alfileteros.
La Revolución Industrial cambió por completo el modo en que
se confeccionaban las prendas. La primera máquina de coser fue patentada por
Santo Tomás en 1790. Y una revolución trajo otra consigo: en 1841 Barthlemy
Thimonnier introdujo una máquina de coser simple para fabricar uniformes
militares para el ejército francés. A los pocos días una turba de sastres entró
violentamente en su tienda y arrojó las máquinas por las ventanas. Veían a las
máquinas de coser como una verdadera amenaza para su trabajo. En 1851, Isaac
Singer desarrolló las primeras máquinas de coser realmente efectivas, ya que el
lanzador se movía en línea recta y la aguja era recta. De este modo cosían con rapidez
y precisión.
La producción de ropa todavía se realizaba, en su mayoría,
por mujeres, que comenzaron a trabajar en industrias de sus ciudades a cambio
de un sueldo miserable. Las pocas modistas que realizaban su trabajo desde casa
tenían que trabajar prácticamente de sol a sol para poder mantenerse y pagar el
alquiler de la máquina de coser, ya que todavía era un lujo que no se podían
permitir. Sin embargo, a los sastres se asoció la ropa de alta gama. Con anterioridad, sólo una
mujer pudo romper este tópico: el honor corresponde a Rose Bertin, que fue
nombrada por María Antonieta como “ministra de la moda”, vistiendo a damas,
cortesanas y reinas de las monarquías europeas durante el reinado de Luis XVI.
Afortunadamente el siglo XX trajo consigo el cambio. Las
máquinas de coser se hicieron más asequibles para la clase obrera. Las revistas
de moda comenzaron a proliferar y muchas de ellas llevaban patrones de costura.
Siguiendo la labor de pioneras como Jeanne Lanvin, otras modistas irrumpieron
con fuerza en la Alta Costura: Coco Chanel, una de las más revolucionarias en
el mundo de la moda y cuya casa sigue teniendo el mismo prestigio que cuando
ella la sostuvo; Nina Ricci, Elsa Schiaparelli... Mujeres que abrieron la
puerta para otras modistas que llegaron detrás para pisar fuerte en las
pasarelas más importantes del mundo: Vivienne Westwood, Carolina Herrera, Diane
Von Furstenber, Miuccia Prada… Aunque, en la moda, aún parece que mandan ellos:
Dior, Armani, Yves Saint Laurent, Christian Lacroix, Jean-Paul Gaultier…
Hoy en día, gracias a que lo hecho a mano se ha
revalorizado, la costura comienza a ocupar el lugar que se merece, valorándose
la prenda realizada de forma artesanal, en la que cada puntada se efectúa con
mimo y dedicación. La afición está creciendo y ya son muchas y muchos los que
se lanzan a diseñar y realizar sus propias prendas, huyendo de la hegemonía en
el vestir promovida por la globalización. Piezas únicas llenas de originalidad
y buen hacer inundan las calles. Y dejemos que la moda continúe.
Si os interesa el tema de la Alta Costura, aquí tenéis un enlace a un slideshare sobre la historia de la Alta Costura, realizado por Noelia Matito y Cristina Bejarano.
Y para finalizar, un poco de buena música para un domingo lluvioso. Gracias por estar ahí, lectores.
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